Por Catalino Alamína Fonz

A 16 días de haber pasado las votaciones para elegir al próximo Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, ese glorioso 2 de julio del 2006, nos encontramos hasta hoy en un dilema de pronóstico reservado que nunca nos imaginamos y que dará para un buen rato. Todavía lo que pudiera resolverse en los términos legales que tiene el máximo arbitro de la contienda el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE), que en sus justos términos significa poder irse a la resolución hasta el 6 de septiembre, lo cual pone a todos los Mexicanos que acudimos a las urnas en una disyuntiva de que pasara todo este tiempo de indefiniciones y que desde luego querrá molo o no tiene impactos en el quehacer cotidiano de la vida pública de la Nación.

Todos estos días tan aciagos hemos reflexionado cuan difícil a sido el tránsito de nuestra endeble democracia, pero pase lo que pase, éste debe de ser de los primeros temas de la agenda política inmediata y urgente que requiere tratamiento a fondo, verdaderamente una de las tantas reformas, “una cirugía mayor”. Por ahora con la jurisprudencia existente y con una enorme voluntad, discrecionalidad y sentido(tacto), del manejo de los recursos de impugnación que hasta la fecha han presentado las diversas fuerzas políticas, ojala puedan darse los razonamientos lógicos que finalmente en el ó los resolutivos del TRIFE satisfagan no tan solo a los partidos políticos, sino también a amplios sectores de la sociedad que demandan hoy por hoy sin pertenecer a partido político alguno y fueron depositarios de la confianza que el mismo proceso electoral atrajo, que merecen el mayor de los respetos devolviéndole la seguridad al voto ciudadano presentado que se ha contado y cuenta y, si las condiciones jurídico-políticas así lo requieren para desentrañarse del marasmo de ambigüedades no contenidas hoy en día en esta materia pues y realizar la mejor interpretación jurídica, en el entendido que si contar nuevamente los votos nos evitaría escenarios de movilizaciones innecesarias, crisis política, inestabilidad de los mercados financieros así como desequilibrios en las actividades productivas y del mercado interno como del comercio internacional pues que se cuente, señores pónganse a pensar un momento por la patria y dejemos los intereses de grupo, de facciones, de amachamiento intestino que no nos llevará a buen término y que tiene en el ojo del huracán internacional el desenlace final.

Hasta donde hemos escuchado de voces prestigiadas en la materia jurídico electoral y con las consideraciones muy especiales del desarrollo del proceso antes, durante y después de la jornada existen tres posibilidades a saber que pudiera estar definiendo la conclusión jurídica más no política, cualesquiera que fuese traería consigo misma las implicaciones de negociación necesariamente:

1.-La ratificación hasta hoy del conteo de actas de escrutinio llevada a cabo por el IFE, que indudablemente le daría el triunfo a Felipe Calderón Hinojosa.

2.-Que en la revisión del proceso con los recursos interpuestos se determinase la apertura de los paquetes electorales y el conteo de la gran mayoría de ellos que daría la posibilidad de ratificar el triunfo de Felipe Calderón o, caso contrario revertir a favor de Andrés Manuel López Obrador.

3.-Declaratoria de nulidad del proceso por múltiples irregularidades contenidas en el mismo.

SEÑORES MAGISTRADOS DEL TRIFE:
UNICO.-Háganselas menos cardiaca a cada uno de los mexicanos que creemos en las instituciones por el bien de la inmensa mayoría, con calma pero que resuelvan lo más pronto posible apegado al estado de derecho, con todas las de la ley pero también con la sensibilidad que se requiere en estos tiempos tan dinámicos y volatíles.